miércoles, 11 de marzo de 2009

Las veredas de Carrasco


En el pasado día de ayer me encontré, por diferentes circunstancias de la vida, caminando por ese bonito barrio de nombre Carrasco. Dado la pequeña angostura de las calles de dicho barrio, en adición a la importante anchura de las grandes camionetas Hammer (la compra más grasa de los nuevos ricos), tuve que abandonar mi caminata por la calle para subir a la vereda.


A uno le daba hasta un poco de vergüenza pisar dicha vereda, porque de vereda nada tenía, era un jardín ambulante. Yo pisé céspedes mejor conservados que los del Jardín Japonés del Museo Blanes. Así iba, pisando suavemente, para no arruinar ni los acolchonados pastos, ni las coloridas flores. En eso, escucho una voz proveniente de la ventana del segundo piso de una ostentosa casa:


“¡Ey! ¡Por favor! ¡No me pises la vereda!”


El lector preguntará exaltado: “¿Qué hiciste?” Este es un momento que puede definirme hacia el lector: si soy un cobarde o si los tengo bien puestos. ¿Y qué hice? Bajé la cabeza, pedí perdón y me puse a caminar por la calle, como los pobres.


El tema es que en mis cuentos yo soy el protagonista, yo soy el narrador y yo tengo el poder de hacer lo que quiera. Así que a continuación narraré el parlamento que me hubiese gustado haber dicho cuando se me fue ordenado que bajara de la vereda:


“¿Que me baje de la vereda? ¿Sabes cuál es el punto de la vereda? ¿Sabes para qué esta hecha la vereda? ¡La vereda está hecha para los peatones, pelotuda! ¿Sabías eso? ¡No! ¿Por qué? ¡Porque nunca en tu vida saliste a caminar, a hacer las compras, a tomarte un ómnibus! ¡Porque hasta tu empleada sale en auto para comprar el sushi que va a cocinar tu otra empleada mientras una tercera empleada se acuesta con tu marido! ¡No me bajo un carajo de tu vereda de mierda que la mantiene un jardinero que se coge a tu hija de quince años que ya se la pusieron más veces que a Florencia de la V!”


Pero bueno, esto pasa solo en mis cuentos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy comico che, pero que lastima que seas tan valiente solo en tus cuentos.