jueves, 21 de mayo de 2009

Desesperación Política


Yo se que la sed de poder y el afán de ganar entre los candidatos les obliga a hacer cualquier cosa en búsqueda de votos, pero creo, sinceramente, que los distintos partidos deberían rever sus estrategias.


Larrañaga Flogger:


El Movimiento Juvenil Flogger es un espacio dentro del Partido Nacional, específicamente en la lista 9000 del Dr. Larrañaga y Ruperto Long.


Bueno, justo cuando había pensado verlo todo, aparece esto…Los floggers ahora tienen su espacio en la política…No solo eso, sino que tuve que ver como en el acto político donde se presentaba este movimiento, un par de glams hacían su característico baile (que parecen los movimientos de un primate infra dotado después de haber metido su mano dentro de un enchufe estando mojado y descalzo a la vez).


Quizás el Guapo está explorando su lado adolescente y se siente identificado con el movimiento glamuroso; según dicen los paparazzi se lo ha visto en peluquerías glamescas rodeado de peluqueros homosexuales que evalúan como realizar la mayor odisea de la historia peluquera: hacerle a Larrañaga un peinado flogger. Yo lo que me pregunto es, ¿el “Dr. Hitler es el mayor genocida del Uruguay” piensa atraer votantes de esta manera?” Sin duda afirmo que esta jugada no funciona más que como un repelente de votantes.


El Batllismo con viscera


Para este movimiento me tengo que remitir al pasado año, pero es un hecho bastante reciente en la actualidad política del Partido 8%. Jóvenes de distintos barrios formaron el “Movimiento Plancha” que participaría en el Partido Colorado. Cuando registraban el movimiento en la Corte Electoral se dieron a conocer sus sub lemas “La barra del Cerro negros cumbieros", "La Teja es plancha de corazón", y "El Borro plancha". Yo pregunto, ¿Cuánto vamos a tener que esperar para ver a un rubio platinado, de pescadores, Nike Boings, caravanas y viscera golfista dirigiendo al país desde el Palacio Legislativo?


Cuquimbiero


El baile del Cuqui: el jingle no oficial de la juventud de Luis Alberto Lacalle.
Critica musical: me hizo recordar el oldie uruguayo del Fata Delgado “En bicho, bicho yo me convertí, un cocodrilo soy”.


Adjetivos para calificar al Baile del Cuqui: Lamentable. Paupérrimo. Atroz. Me vinieron ganas de llorar. Horroroso. Espantoso. Anti-música. Me vinieron ganas de irme del país. Asesino de oídos. Repelente de votantes. Vergonzoso. Espeluznante. Terrible (la dejo por acá porque mi computadora no tiene más sinónimos).


Resumiendo:


Yo creo que la cosa está más que clara:


Los colorados en su desesperado afán de conseguir votantes para al menos superar a Marcos “gafas facheras” Carambula terminaron involucrando a un grupo de planchas a su partido que no tuvo éxito dado el suicidio de su líder, el Peluca Valdez (Amen).
Larrañaga planea ganar estas internas estableciendo una importante diferencia generacional entre él y su oponente, catalogando a Lacalle de viejo y anticuado y a él de emprendedor y renovador. Considera que el método para lograr esto es volverse flogger.


El Cuqui trató de hacer una cumbia cantada por blancos, algo que es una antítesis universal y existencial. Es más difícil crear una cumbia cantada por blancos que lograr que un judío se ponga una remera con la Swastika.


Dado que más del 50% de la población vota al Frente, uno de cada dos lectores de este artículo se preguntará, ¿Che y a mi partido no lo nombras? No consideraba necesario hacerlo, pero es valedero decir que el Frente ya se robó el voto de los hippies, negros, rastafaris, intelectuales, artistas, indigentes, futbolistas, homosexuales, retardados, ballenas, Harry Potter, armenios y de las licuadoras (por algo después de Frente viene la palabra “Amplio”).


Luego de analizar los distintos casos de los partidos solo me resta decir que la victoria está en las manos del candidato que se robe a los emos (si, esa nueva etnia urbana similar a los glams, pero depresiva y que se corta las venas).

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